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Cobre, chatarreros y chorizos


Comienzo esta entrada esperanzada en que los amigos de lo ajeno –demasiados en los últimos tiempos- se lo piensen algo más antes de tocar el material metálico de nuestras minas, vías de ferrocarril e instalaciones industriales en general, muchas de ellas protegidas o camino de serlo, y que aguantan como pueden la presión de estos vándalos del siglo XXI, enviados casi siempre por chatarreros sin escrúpulos que compran y venden dicho material conociendo perfectamente su procedencia y el modo en que ha sido obtenido.

El hierro también merece especial atención...Compresor Ingersoll-Rand
(Aprox. década de 1930-40). Foto: Antonio J. Pliego

El incremento de precio que ha experimentado el cobre desde hace un tiempo ha provocado que los robos relacionados con ese metal se hayan disparado, motivando con ello la publicación en el BOE, del pasado día 12 de julio de 2011, de la Orden INT/1920/2011, de 1 de julio, por la que se refuerza el control respecto al comercio del cobre para los centros gestores de residuos metálicos y establecimientos de comercio al por mayor de chatarra y productos de desecho

Dicha normativa trata de que esos chatarreros “chorizos”, una gran mayoría de los existentes, y sin perjuicio del cumplimiento de la normativa reguladora de su actividad y vigente hasta la fecha, se vean mucho más controlados por la Autoridad mediante el uso de medios telemáticos. De este modo se verán obligados a comunicar de inmediato, a las Jefaturas Superiores de Policía, Comisarías y Puestos de la Guardia Civil, y de forma simultánea a su inscripción en el correspondiente libro de registro, las entradas o salidas de material de cobre, indicando cantidad, origen y características de dichas partidas.

Hasta ahora era más difícil cazarlos “in fraganti” únicamente con la Orden de 2 de noviembre de 1989, por la que se regulan las modalidades de elaboración de libros-registro y otros documentos de control, obligatorios para determinados establecimientos. Sin embargo, con la entrada en vigor de la nueva Orden, a ver qué contestan si les llega una inspección por sorpresa y no han comunicado previamente a la Policía o Guardia Civil la entrada de algunos materiales. 

Por supuesto, animo desde este blog para que siga saliendo normativa respecto a los demás metales que suelen interesar a estas malas gentes, capaces de expoliar todo el patrimonio minero-industrial del país si los dejasen. ¡Chorizos a la cárcel!.


4 comentarios:

  1. Esperemos que no quede en papel mojado, porque el problema no es fácil de solucionar.
    Interesante foto, por cierto ¿dónde ha sido tomada?
    Gracias y enhorabuena

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  2. Gracias de nuevo, Juanma.

    La foto está tomada en una mina de la provincia de Córdoba. No soy más específica públicamente por si, llegado el caso, llega a oidos de uno de estos vándalos del siglo XXI. En cuanto sea convenientemente rescatada prometo decirlo en el blog. A tí te envío ahora mismo los datos por correo y cuando quieras nos vamos para allá ;-)

    Saludos veraniegos

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  3. Gracias por tu prudencia, Inma. Yo me "topé" con este motor barreiros hace ya cuatro o cinco años cuando andaba haciendo un inventario fotográfico de los restos mineros de mi tierra. También tuve la oportunidad de ver los otros restos cercanos situados algo al este. Para tu información y relax te puedo decir que volví para hacer un reportaje fotográfico más detallado hace unas semanas y aún siguen allí, tal como estaban. Es una maravilla verlas in situ, pero siempre está el riesgo de que acaben desapareciendo . Por lo mismo que tú apuntabas no he colgado en Panoramio fotos de estas minas pero convendría que se protegieran de alguna manera, más en los tiempos que corren con el precio de la "chatarra". ¿Sabes algo al respecto?

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  4. Hola, Antonio.

    Efectivamente sigue estando en el mismo sitio el compresor Ingersoll-Rand con motor Barreiros incorporado, además de otras muchas joyitas que hoy día es raro ver en las minas. Por supuesto que no diré el lugar mientras no se consiga preservar todo aquello de algún modo antes.

    Más que proteger la mina en sí, lo lógico sería rescatar ese patrimonio y ponerlo en manos de las entidades oportunas que sepan restaurarlo y ponerlo en valor (algo hay en mente), de manera que todos podamos disfrutarlo. Si se consigue, ya lo contaré en el blog.

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Soy cordobesa y aficionada a los minerales, especialmente españoles. Solo espero poder aportar mi granito de arena a una provincia tan minera como lo fue en su momento mi adorada Córdoba